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La razón por la que no cumples tu palabra



¿Cuáles son esas cositas que haces cuando sabes que nadie te está viendo?

Hace algunos días tuve la oportunidad de hacer algo que no había hecho nunca antes.

El pasado mes de junio, mientras leía el anuncio de una marca deportiva que promocionaba una carrera en el centro de París, decidí inscribirme.

En ese entonces, no me sentía capaz de trotar diez kilómetros sin abandonar o terminar asfixiado, pero tenía la disposición de vivir esa experiencia, y el tiempo suficiente para prepararme.

En vista de que cada cierto tiempo me someto voluntariamente a situaciones en donde puedo salir de mi zona de comodidad para observar mi comportamiento y aprender más de mí, encontré esta carrera como una gran oportunidad. Además, conocía personas que se veían bastante contentas al haber participado, así que me pregunté "¿Por qué no intentarlo?".

¿Brunch? ¿Salida con amigos? ¿Viaje de fin de semana? "No, gracias, ese día tengo mi primera carrera de 10K."

Fue pasando el tiempo y con él mi ritmo de vida. Sumergido entre proyectos, descanso, diversión, y el proceso de escribir mi libro, me encontré viviendo el presente sin prepararme para la carrera.

No me estaba preparando, pero muy dentro de mí estaba tranquilo. En realidad, algo me indicaba que lo podría hacer.

¿Cómo podía saberlo?

En primer lugar, porque lo sentía; me sentía conscientemente tranquilo. En segundo lugar, simplemente, porque a lo largo de todos estos años de instrospección y de coaching he trabajado enormemente en elevar una cualidad clave a la hora de hacer lo que decimos que vamos a hacer: La integridad. En tercer lugar, porque busqué consejos y recomendaciones entre los más expertos.

Integridad es hacer exactamente lo que predicamos.

En mi caso, es vivir mi marca, mis aprendizajes y mis enseñanzas. Para mí, tener un alto nivel de integridad consiste en ser auténtico y real en un mundo en donde suele abundar lo contrario.

Perdí el cálculo de toda la cantidad de personas que he visto convencidas de que cambiarían sus vidas, solo para seguir igual o peor que antes.

No es como si no me ha pasado nunca a mí... :)

Tan solo aquí en mi página web he recibido múltiples aplicaciones de personas que desearon experimentar el coaching y luego dejaron mi correo de aceptación, sin respuesta.

¿Y qué decir de las veces que damos consejos a los demás y ni siquiera los aplicamos nosotros? ¿O de las veces que se equivoca la cajera y nos vamos con el dinero extra asumiendo que fue "un regalo del Universo"?

No son ironías de la vida, son simplemente condiciones en nuestro tan amenazado nivel de integridad. Porque, en efecto, muchísimas veces somos vistos como tontos e ingenuos cuando solo estamos siendo íntegros y honestos; y decidimos manchar aún más nuestra integridad.

Un bajo nivel de integridad se refleja en todo punto, sea cual sea, en donde hay algo que no estamos cumpliendo. Un llamado, un deseo, una idea, una promesa, una creencia, un valor, una palabra, un acto moral... ¡Todo cuenta!

Por supuesto, muchas veces la vida se nos atraviesa con justificaciones y excusas válidas, pero todos sabemos cuándo estamos, o no, mintiéndonos.

En mi caso, recuerdo una vez cuando le dije a mi coach que quería trabajar en llegar puntual a mi trabajo. Luego de haber aplicado (sin éxito) lo que acordamos en la sesión, me obstiné y me rendí. En la sesión siguiente le dije: "No importa, hablemos de otra cosa. Puedo seguir llegando tarde porque igual nadie en mi trabajo se da cuenta."

"Pero te das cuenta tú, Randy", respondió muy sabiamente. "¿Acaso tú no eres alguien?", continuó.

Ouch! Ese fue el primer puñal consciente que recibí junto con mi ego para elevar mi integridad. ¡Pero no lo sabía! Apenas conocí sobre este concepto comencé a estudiarlo y a aplicarlo.

Hoy sé que pude transformar mi vida y llevar mi relación conmigo (y con el mundo) a otro nivel, gracias a mi integridad.

Comencé, de hecho, a llegar mucho más puntual.

Mi integridad fue la cualidad que me permitió, luego de experimentar las inmensas resistencias —y las terribles ganas de no ir —, presentarme en la carrera de ese domingo.

Gracias a mi integridad puedo gozar hoy de confianza y certeza para lograr lo que me propongo. Incluso, para culminar felizmente mis primeros 10K.

Creo que todos necesitamos elevar nuestra integridad para cumplir nuestros sueños y las promesas que nos hacemos a nosotros mismos. En eso radica nuestra transformación personal.

¿Tú qué opinas? Anímate a dejarme tu comentario aquí abajo. ¡Me encanta leerlos!

Por tu magia,

Randy

P.D. Por ahora NO tengo cupos libres para sesiones privadas (y eso puede que se extienda por las próximas semanas y meses). Si trabajar en privado conmigo es algo que resuena en tu intuición, te invito a aplicar en este enlace. Apenas se libere un cupo, ¡te prometo que te lo haré saber!

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